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Desde mi hora más tierna no he sido
como otros fueron, no he pecibido
como otros vieron, no pude extraer
del mismo arroyo mi placer,
ni de la misma fuente ha brotado
mi desconsuelo; no he logrado
hacer vibrar mi corazón al mismo tono
y si algo he amado, lo he amado solo.
Edgar Allan Poe
Poe no era un niño normal. No me sorprende. Ningún niño normal escribe cuentos sobre doncellas que vuelven a la vida de entre los muertos, ni sobre jóvenes enterrados en vida o venganzas de ultratumba.
Tim Burton no era un niño normal. No me sorprende. Ningún niño normal cuenta historias sobre monstruos carnavalescos que planean apropiarse de la Navidad, ni sobre exorcistas de vivos, o jinetes sin cabeza.
Yo tampoco era un niño normal.
Y no importa. Porque lo normal es un cánon equívoco, que se presta a la interpretación e induce al error. Lo normal está en el ojo del que mira. Y ser normal podría equipararse con ser ordinario. ¿Y lo contrario? ¿Extraordinario?
Todo nace de un juicio. O de un prejuicio. Déjemoslo atrás y entendamos que no todos los niños son "normales". También hay niños diferentes. Especiales.
Pequeños con dos barbillas,
escamas y otras rarezas.
Físicamente no cumplían
las reglas de la naturaleza.
Pero hacían castillos de arena,
cazaban mariposillas,
jugaban al tú la llevas
y también con las ardillas.
Y no están solos. Esta es su historia
Qué fue... del autor de la obra
Hace 11 años
1 comentario:
¡¡¡Halaaaaa!!!
¡¡¡Qué bonitoooo!!!
Joe menudo subidón de blog,
esto va a ser muy grande!!
Un besito
Carter
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